viernes, 7 de noviembre de 2008

Para Pencho.

La tarde se ha presentado sin avisar, soleada y con buena temperatura.

Recojo la mesa y pienso ¡¡ Voy a su encuentro!!

Me pongo el mono de cuero, cojo el casco, los guantes y las llaves.

Bajo al sótano, pongo la llave en el contacto y termino de equiparme, sin prisa, él esperará.

Arranco y siento el Bóxer vibrar, sonrío.

Salgo sin prisa, dejando que se caliente el motor y las gomas, un par de rotondas y ya enfilo la comarcal que va a Mazarrón por las cuestas del Cedacero.

Al pasar por Canteras por un momento se me nubla la vista, me repongo y continuo,  él me espera.

Llegan las primeras curvas y miro a lo lejos, buscándole.

Subo una marcha, acelero, corto gas, tiro un poco del manillar y otra curva, con la mirada miro a lo lejos, buscándole.

Donde estará?  me impaciento.

De repente, ahí esta a unos cincuenta metros, delante de mi.

Me relajo, él me espera.

Veo como mira por su espejo izquierdo cuando me acerco, con un gesto baja su visera y asiente con la cabeza.

Me acerco un poco más al deposito y flexiono un poco los brazos , preparándome para seguir su rueda.

Comienza la sinfonía, seguirle, ver como va dibujando la carretera, apenas toca el freno unos instantes y ya esta enfilando otra curva.

Le sigo confiado, cruzamos el puentecito y acelera buscando esas dos curvas rápidas y luego la de derechas.

De repente, no le veo, donde estas, pongo el intermitente y me paro en el arcén.

Me quito el casco y miro detrás de mi.

Ahí esta sobre su moto, mirándome, con una sonrisa, levanta la mano y me enseña su pulgar, como el logo de su camiseta.

Se pone el casco, arranca, se baja la visera, me mira  y asienta con la cabeza.

Da la vuelta y se desvanece a lo lejos.

Arranco de nuevo, sigo por lo negro y me paro en el Mirador.

La Bahía de Mazarrón esta frente a mi.

Giro la cabeza y le busco.

Le veo a lo lejos. Esperándome.

Me dejo llevar, las lágrimas caen por mi rostro, sonrío.

Vuelvo a casa mientras pienso que él siempre me esperará, pacientemente.


No te he olvidado, no veo llegar el momento de reunirme contigo y los demás.

Mi hijo me dijo hace unos años.......... Papa no vuelvas más, te hace mucho daño.
Por eso  no he vuelto a llevarte flores.



Te busco.