La tarde se ha presentado sin avisar, soleada y con buena temperatura.
Recojo la mesa y pienso ¡¡ Voy a su encuentro!!
Me pongo el mono de cuero, cojo el casco, los guantes y las llaves.
Bajo al sótano, pongo la llave en el contacto y termino de equiparme, sin prisa, él esperará.
Arranco y siento el Bóxer vibrar, sonrío.
Salgo sin prisa, dejando que se caliente el motor y las gomas, un par de rotondas y ya enfilo la comarcal que va a Mazarrón por las cuestas del Cedacero.
Al pasar por Canteras por un momento se me nubla la vista, me repongo y continuo, él me espera.
Llegan las primeras curvas y miro a lo lejos, buscándole.
Subo una marcha, acelero, corto gas, tiro un poco del manillar y otra curva, con la mirada miro a lo lejos, buscándole.
Donde estará? me impaciento.
De repente, ahí esta a unos cincuenta metros, delante de mi.
Me relajo, él me espera.
Veo como mira por su espejo izquierdo cuando me acerco, con un gesto baja su visera y asiente con la cabeza.
Me acerco un poco más al deposito y flexiono un poco los brazos , preparándome para seguir su rueda.
Comienza la sinfonía, seguirle, ver como va dibujando la carretera, apenas toca el freno unos instantes y ya esta enfilando otra curva.
Le sigo confiado, cruzamos el puentecito y acelera buscando esas dos curvas rápidas y luego la de derechas.
De repente, no le veo, donde estas, pongo el intermitente y me paro en el arcén.
Me quito el casco y miro detrás de mi.
Ahí esta sobre su moto, mirándome, con una sonrisa, levanta la mano y me enseña su pulgar, como el logo de su camiseta.
Se pone el casco, arranca, se baja la visera, me mira y asienta con la cabeza.
Da la vuelta y se desvanece a lo lejos.
Arranco de nuevo, sigo por lo negro y me paro en el Mirador.
La Bahía de Mazarrón esta frente a mi.
Giro la cabeza y le busco.
Le veo a lo lejos. Esperándome.
Me dejo llevar, las lágrimas caen por mi rostro, sonrío.
Vuelvo a casa mientras pienso que él siempre me esperará, pacientemente.
No te he olvidado, no veo llegar el momento de reunirme contigo y los demás.
Mi hijo me dijo hace unos años.......... Papa no vuelvas más, te hace mucho daño.
Por eso no he vuelto a llevarte flores.
Te busco.
Recojo la mesa y pienso ¡¡ Voy a su encuentro!!
Me pongo el mono de cuero, cojo el casco, los guantes y las llaves.
Bajo al sótano, pongo la llave en el contacto y termino de equiparme, sin prisa, él esperará.
Arranco y siento el Bóxer vibrar, sonrío.
Salgo sin prisa, dejando que se caliente el motor y las gomas, un par de rotondas y ya enfilo la comarcal que va a Mazarrón por las cuestas del Cedacero.
Al pasar por Canteras por un momento se me nubla la vista, me repongo y continuo, él me espera.
Llegan las primeras curvas y miro a lo lejos, buscándole.
Subo una marcha, acelero, corto gas, tiro un poco del manillar y otra curva, con la mirada miro a lo lejos, buscándole.
Donde estará? me impaciento.
De repente, ahí esta a unos cincuenta metros, delante de mi.
Me relajo, él me espera.
Veo como mira por su espejo izquierdo cuando me acerco, con un gesto baja su visera y asiente con la cabeza.
Me acerco un poco más al deposito y flexiono un poco los brazos , preparándome para seguir su rueda.
Comienza la sinfonía, seguirle, ver como va dibujando la carretera, apenas toca el freno unos instantes y ya esta enfilando otra curva.
Le sigo confiado, cruzamos el puentecito y acelera buscando esas dos curvas rápidas y luego la de derechas.
De repente, no le veo, donde estas, pongo el intermitente y me paro en el arcén.
Me quito el casco y miro detrás de mi.
Ahí esta sobre su moto, mirándome, con una sonrisa, levanta la mano y me enseña su pulgar, como el logo de su camiseta.
Se pone el casco, arranca, se baja la visera, me mira y asienta con la cabeza.
Da la vuelta y se desvanece a lo lejos.
Arranco de nuevo, sigo por lo negro y me paro en el Mirador.
La Bahía de Mazarrón esta frente a mi.
Giro la cabeza y le busco.
Le veo a lo lejos. Esperándome.
Me dejo llevar, las lágrimas caen por mi rostro, sonrío.
Vuelvo a casa mientras pienso que él siempre me esperará, pacientemente.
No te he olvidado, no veo llegar el momento de reunirme contigo y los demás.
Mi hijo me dijo hace unos años.......... Papa no vuelvas más, te hace mucho daño.
Por eso no he vuelto a llevarte flores.
Te busco.