miércoles, 26 de octubre de 2011

Libre al fin.

No recuerdo cuanto tiempo llevo aquí.

Los días pasan ante mí a través de una vitrina, interminables.
Queda ya muy lejos aquel día cuando me  trajeron en una caja de madera y me liberaron de mis ataduras.
Cada jornada es una rutina, las luces se apagan, pasan la mopa a mí alrededor y algunos días me quitan el polvo.
Las manecillas del reloj de la pared pasan lentas,  inexorables.
Algunos días noto como me observan a través del cristal, las miradas me recorren de arriba a bajo.
A veces siento que me observan desde atrás y por los laterales, voces silenciosas hacen preguntas sobre mi anatomía.
Alguien coge un catalogo del expositor y parece compararme con las fotografías impresas en él.
Cae la tarde y me dejan sola en un ricon, las luces se encienden, otra jornada acaba.

No se cuanto tiempo esperaré aquí en silencio.

Las luces se apagan, un paño recorre mi lomo, de nuevo la rutina.
Hoy a pasado algo extraño, como cada día, las miradas, las voces, el catalogo, las preguntas…

He sentido una mano calida, se ha deslizado por mi depósito, asiento, mandos, faros, ha accionado mis interruptores con suavidad sin forzarlos.
Finalmente y con mucho tacto ha apoyado un pie en mi estribera, me ha cogido el manillar y se ha sentado sobre mi.
He sentido su peso, se ha acomodado y me ha puesto derecha, he notado como moviendo el manillar probaba su fuerza.
Con calma me ha vuelto a dejar sobre mi pata extendida, se aleja.

Nunca había sentido nada parecido, otros  habían probado mi altura, pero hoy ha sido diferente, me he encontrado bien, todo ha sido dulzura.

¿¿Volverá??

La jornada acaba, las luces brillan y sigo sola en la oscuridad.
Una mañana, de repente, bruscamente, me sacan de mi rincón casi a la fuerza, recuerdo este ascensor y el olor que me rodea.
Sin cuidado me suben al caballete, comienza un ir y venir que parece no acabar.
Alguien  acciona mis manetas, los pulsadores, enciende mis luces, me hace girar la cabeza de lado a lado, intenta hundir mi suspensión…
Noto como hace algo sobre lo que parece un papel y vuelta a tocarme.
Me quitan el tapón del depósito y vierten algo en él.
La llave del contacto a la derecha, unos segundos de espera y noto una pequeña descarga y mi voz grave  llena aquella gran sala.
Unos pequeños golpes de gas y siguen las comprobaciones.

¡¡Que me están haciendo??  Me pregunto.

Pasados unos minutos, mi voz se apaga, me quitan algo de mi cilindro derecho y noto como cae algo fluido dentro de mí.
¡¡ Ya esta lista!! Oigo decir a mi lado, lista,  para que?

Me llevan a otro rincón… reconozco esa mano que me limpia con cuidado.
La puerta del ascensor se abre, me empujan otra vez, arriba.
Muchas miradas sobre mí cuando la puerta por fin se abre.
La pata de cabra se extiende y descanso en mi rincón.
Muchas voces a mi alrededor…
¡¡Que bonita es!!    Que grande no?  Vas a poder con semejante bicho?

No se que esta pasando, esto es nuevo, es la primera vez.

De pronto, una mano calida, una voz me susurra………..¡¡ya estoy aquí!!

Su pie en mi estribo, la llave gira y una chispa recorre mis entrañas, vuelvo a la vida y mi voz me presenta.
A mi alrededor las voces callan, todos me escuchan.
Una puerta se abre y el aire llega fresco lo llena todo.
Palanca y marcha engranada, bajo un pequeño escalón y la libertad me abraza.
Un toque de gas, palanca y otra marcha………….

La serpiente negra se desliza en una sinfonía de curvas.


Ya soy libre al fin.

Cumplo 50 ya.

El día de mi cumple me quise regalar un rule en moto pero no pudo ser.

Al día siguiente muy de mañana cogí los bartulos y me puse en marcha, sin rumbo, dirección SUR/OESTE.

Por el camino pensé en cruzar la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, estaría bien darle la vuelta.

Esta es la ruta......



Tire de cámara y algunas fotillos si que hice, pasando por Cotos Ríos, decidí subir por el nacimiento del Guadalquivir y cruzar por la pista hasta Pozo Alcon.